domingo, 26 de mayo de 2013

Hasta el día en que se convierta en calabaza.



«Porque eres lo que quiero, deseo pertenecer a tu mundo. Llenar los espacios vacíos, y dejar atrás toda pena que nos pueda molestar».
¿Qué es ser y pertenecer?
¿Por qué no somos ni nos pertenecemos?
Si en algún momento el hechizo sobre el que me mantengo, se deshace... ¿Qué haré?
¿Qué soy sin él a mi lado?
¿Qué soy sin este intento de familia, esta entidad que creé?
¿A qué pertenezco, si no es a él?
¿Qué hago cuando despierte, y no esté a mi lado?
Cada vez estoy más próximo a dejarme caer sobre el mar de agonía que hay debajo del cuento de hadas.
Porque este carruaje que me acerca a mis sueños desaparecerá a media noche.
Y si no estoy seguro de cómo volar fuera de él, y continuar hacia mi objetivo...
Sin ti a mi lado no podré.
Porque, de alguna forma, él es mi objetivo.
Siempre lo fue, y temo que siempre lo sea.
Es extraño que lo más próximo a ti sea lo inalcanzable.
Debería cerciorarme de que alguna vez fuimos tan unidos como dijimos.
Sería triste descubrir que la soledad de a dos fue un engaño más.
Una mentira más.
Porque de los dos, él era el más cruel.
Lo sabe.
Los sentimientos siempre me dominaron, y por esa razón sufro más de lo que él sufrió en algún momento.
No estoy desprestigiando sus lágrimas, pero en algún momento debía darle valor a las mías.
Si no puedo ser amado por nadie más, debería comenzar a amarme a mí mismo.
Y, de esa forma, regocijarme en la soledad de uno que siempre detesté.
Iré mentalizando la forma de nadar contra la corriente.
Al menos hasta el día en que mi conjuro mágico vuelva a ser calabaza.

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