Dos imágenes del mismo sufrimiento.
El agua no es más que eso a menos que la atraviese un rayo de sol, pero no hay muchas oportunidades de que eso ocurra durante la noche.
El bambú se cansa de ser fuerte y tolerar todo tipo de ventiscas.
Y a mí también me gustaría caer para recostarme en el vacío, o impulsarme y conseguir una victoria. La almohada no puede acumular más lágrimas, o romperá a llorar conmigo.
Debería escoger un sendero que no acabe en una fatídica puesta de sol.