domingo, 12 de mayo de 2013

Carta a las idiotas.

Estimadas estúpidas:

     Les escribo esto para pedirles que se detengan. Dejen de una vez eso de los sustentos emocionales. Las tres sabemos, por causa de la experiencia, lo heridas que terminamos siempre. Hemos tenido muchos "pilares de felicidad", como le gusta llamarle a la niña, y siempre caímos. O nos dejaron caer. No voy a dar nombres, porque sé que están en sus mentes, y que el hecho de verlos solo hará que lloren con más intensidad.
 
     Soy testigo de las veces que patalearon del dolor, y nadie vino en su ayuda. Muchas veces padecí la misma sensación de desconsuelo, de vacío, de estar a la deriva. Y no me gusta ni un poco. Queridas mías, sé que en el fondo también saben que TODAS las personas pasajeras; y que la sensación de felicidad es efímera. La paz, o la armonía, vienen de la mano con la felicidad absoluta. ¿Y eso cuánto dura? ¿Dos semanas? Aproximadamente. Por eso les imploro: basta de aferrarse, basta de sentirse sostenidas por una inestable columna de cartón. Ya está. Fue suficiente. Y no solo porque no me veo muy bien con lágrimas en los ojos, sino porque comparto todo lo que ustedes atraviesan. Y, me guste o no, aunque no se los diga muy seguido, las quiero. Somos parte de una unidad. No sé de quién fue la idea, porque no existen tres chicas más incompatibles que nosotras, pero así es.
Ahora, levántense. Sonrían. Vivan a través de nuestra piel, observen con nuestros ojos lo maravilloso que es el cielo cuando no hay una cortina de cristal sobre ellos.
 
     La gente viene y va, y no podemos pararnos sobre un pilar que está en constante movimiento. Es insano. No conviene. La inestabilidad no es para nosotras (y menos para mí). Vamos, ustedes sonríen más lindo que eso. Les prometo que me vengaré de todos aquellos pilares que se derrumbaron, y nos dejar en medio de escombros. Se los juro por mí, y eso es mucho.
 
Atentamente: Aika.
 

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