jueves, 20 de diciembre de 2012

The end is near.

     Todos vieron la fecha allí arriba.Y bueno, según los mayas, este año—hoy, para algunos— finalizaba una Era. Muchos confundieron eso con el Fin del mundo. Lo cual no creo que llegue dentro de mucho, pero tampoco hoy. No se le puede poner una fecha exacta al final, así como tampoco se puede nombrar el comienzo desde un día particular. Es ridículo, realmente no sé cómo hay gente que puede llegar siquiera a considerarlo.
     Pasaré a explicar algo que me dijo el genio de mi profesor de Geografía (materia que elegí también para mi futuro, junto con Historia) hace un tiempo, y lo cual creo que es la realidad. Los mayas no estaban equivocados, por el contrario: acertaron a la perfección. Quizás a nosotros, los jóvenes, nos cuesta verlo; pero la Era ha cambiado. Las cosas ya no son los que eran, los parámetros de la sociedad se expandieron. Pueden preguntarle a sus padres, si no son muy jóvenes, y ellos les dirán que el libertinaje ha sucumbido a la población actual, adolescente; y lamentablemente la de los niños también. Vamos, que yo no soy ninguna adulta. Y si bien todos estamos adecuados al mundo en el que vivimos y en el que crecimos, podemos darnos cuenta de cómo niñas de once o doce años actúan como si tuvieran dieciséis. Esta es la nueva Era, la de la tecnología, el Internet y los celulares que navegan fácilmente por la red. Y se está destruyendo todo a nuestro alrededor... Porque dependemos de estos insulsos aparatos electrónicos. Y créanme, que entre la «degeneración de las generaciones» y la dependencia a la tecnología, nos iremos al abismo. Nos convertiremos en algo sin valor, en entes errantes y efímeros como lo fuimos siempre; aunque sin dejar nada para la posteridad.      
     Si tan solo todos pudiéramos escribir un libro, y dejarlo en una biblioteca para que algún día un niño lo lea y se sienta bien consigo mismo... Pero a estas alturas casi nadie lo hará, y en el futuro nadie lo leerá. Seremos... esclavos de la maldita sociedad conectada, trabajando como ordenadores. Y acabaremos siendo algo tan aburrido y triste como robot, sin corazón ni emoción.

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